Por Sonora Star 
Ante cualquier situación nos encanta tener opciones: desde qué vestir, comer y a dónde ir, hasta opciones para resolver un conflicto o armar una estrategia. Sin embargo, elegir es un asunto distinto.
Las grandes decisiones nunca son totalmente intelectuales. La claridad, la decisión y la integridad son cuestiones que también van de la mano con el corazón.
Si tienes una decisión difícil que tomar sobre lo que quieres o lo que sería mejor, los siguientes son trucos simples que podrían ayudarte:
- No permitas que el estrés se apodere de ti. Aunque es fácil (y natural) sentir estrés ante una decisión difícil, este puede hacer que tomes una decisión apresurada. Si te sientes ansioso por tomar una decisión, primero intenta controlar tu estrés para que no nuble tu pensamiento. Puedes intentar salir a caminar, meditar o pasar un rato con tus amigos.
- Si es posible, tómate tu tiempo. Es difícil tomar una decisión estando bajo presión, y a veces tu primer pensamiento no es el mejor. Date la oportunidad de analizar el problema en cuestión para que puedas procesar tus opciones y sentirte más seguro sobre la acción que elijas tomar.
- Piensa en los pros y los contras. Observa el panorama general y escribe una lista de pros y contras de cada acción o decisión, y luego compáralos. A veces las desventajas no son tan malas como las imaginamos, o las ventajas pueden hacer que tus opciones sean mucho más obvias.
- Piensa en tus metas y valores. Es importante ser fieles a nosotros mismos y valorar lo que tenemos en la vida. Cuando tomas en cuenta lo que es importante para ti en una decisión, la mejor opción puede resultar obvia. En cualquier caso, es más probable que termines con un resultado con el que estés satisfecho.
- Considera todas las posibilidades. Tomar una decisión puede terminar con varios resultados diferentes. Al considerar cada opción, no te limites a enumerar los aspectos positivos y negativos, anota también las consecuencias.
- Habla sobre tus opciones. Puede resultarte útil conocer la perspectiva de otra persona sobre tu problema, especialmente si él o ella se ha enfrentado a una decisión similar en su vida.
- Escribe un diario. Si sientes que estás en una montaña rusa emocional, podría ser útil hacer un seguimiento de tus sentimientos al escribirlos.
- Planifica cómo se lo contarás a los demás. Si crees que alguien podría tener una mala reacción o respuesta con tu decisión, piensa en cómo se sentiría esta persona y ponte en sus zapatos. Hacerlo puede ayudarte a pensar en una buena manera de manejar la situación.
- Reconsidera tus opciones. Si te enfrentas a mucha presión sobre una decisión, o si hay nuevos factores a considerar, revisa tus opciones. Quizás tu decisión original siga siendo la mejor, pero recuerda que también tienes la opción de cambiar de rumbo. Si una decisión ya no parece adecuada, sigue estos pasos nuevamente para encontrar una mejor solución.
Para las decisiones del día a día, como el trabajo, el hogar o la escuela, puedes pasar directamente a la acción con un famoso método creado por el experto en relaciones públicas y consultor de productividad, Ivy Lee.
¿En qué consiste el método Ivy Lee?
El método es una forma sencilla para organizar las tareas que debes realizar durante el día.
Este método indica que al final de tu día escribas las seis cosas más importantes que tengas que realizar al día siguiente. Nunca debes escribir más de seis.
Después, debes priorizar las cosas más importantes que tengas que hacer y vuelve a escribir la lista, ahora en orden de prioridades, siendo la primera la más urgente.
Al comenzar el día siguiente, debes revisar tu lista de tareas y enfocar toda la concentración en realizar esa primera tarea y trabajar en ella hasta que esté terminada. Si durante el día no has terminado tus tareas programadas, no te preocupes, solo pásalas al día siguiente.
El éxito del método Ivy Lee se basa en su sencillez y en que tú mismo marcas tus objetivos y trabajas en ellos hasta terminarlos. El método ha demostrado que aumenta la productividad de las personas.
Puedes experimentar con diferentes métodos, pero recuerda que, al igual que las opciones, siempre debes elegir uno, el que mejor te funcione. Tu libertad depende de tu capacidad para elegir.
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