Quiénes somos y por qué existimos
Transdoc no nació como una bolsa de empleo.
Nació resolviendo problemas reales, antes de que el reclutamiento fuera digital
“No creamos Transdoc para seguir una moda tecnológica.
Lo creamos para responder a una pregunta que nadie estaba haciendo:
¿cómo reclutar con dignidad y criterio humano?”
Manifiesto Transdoc
Por qué existimos
Transdoc existe porque el trabajo dignifica. Y cuando el trabajo se consigue sin claridad, sin respeto o sin criterio humano, no solo falla una contratación: falla una familia, falla una empresa y falla una sociedad.
No nacimos en Recursos Humanos. Nacimos resolviendo problemas reales, antes de que existiera Internet. Cuando la tecnología llegó, elegimos evolucionar con responsabilidad. No para automatizar personas, sino para protegerlas.
Nuestra convicción
Creemos que reclutar no es filtrar datos, es comprender personas.
Creemos que ninguna hoja de vida debería enviarse a ciegas.
Creemos que ningún candidato merece el silencio.
Creemos que ninguna empresa debería contratar sin entender a quién está invitando a su cultura.
Por eso diseñamos Transdoc.
Lo que defendemos
1. Dignidad en cada proceso
Cada candidato merece claridad, seguimiento y respeto, aunque no sea contratado.
Cada empresa merece información real, orden y criterio, aunque no sea inmediata.
2. Honestidad desde el inicio
El trabajo no debe descubrirse después de aceptar la oferta.
Las expectativas deben ponerse sobre la mesa antes de aplicar.
La transparencia reduce la rotación y construye permanencia.
3. Criterio humano sobre automatización ciega
La tecnología debe apoyar decisiones humanas, no reemplazarlas.
Un algoritmo no mide actitud, compromiso ni congruencia.
El juicio humano informado sigue siendo irremplazable.
4. Memoria organizacional
Las experiencias no deben perderse.
El aprendizaje no debe empezar de cero en cada vacante.
La empresa que recuerda, contrata mejor.
5. Estructura que ordena el caos
Un proceso claro elimina errores, frustración y desgaste.
El orden no es rigidez: es respeto por el tiempo de todos.
Cómo actuamos
Diseñamos procesos visuales, intuitivos y estructurados. Hacemos visible lo que otros esconden. Damos voz al candidato y criterio al reclutador. Protegemos la información. Acompañamos cada etapa.
No perseguimos volumen. Buscamos encaje real.
Nuestro impacto
Cuando una persona consigue trabajo con claridad, una familia gana estabilidad. Cuando una empresa contrata con criterio, gana futuro.
Durante años fuimos subestimados. Se dijo que Transdoc era solo para puestos administrativos y operativos. Nunca lo negamos. Porque ahí estaba —y sigue estando— la mayor rotación, el mayor desgaste y el mayor impacto social.
Mientras otros competían por el brillo de los puestos ejecutivos, nosotros resolvíamos el problema real: que las empresas funcionaran todos los días.
Y algo ocurrió.
Las mismas empresas que buscaban estabilidad en sus equipos operativos descubrieron que el mismo sistema —transparente, estructurado y humano— funcionaba aún mejor para puestos gerenciales.
Porque donde hay mayor responsabilidad, mayor debe ser la claridad. Porque donde hay liderazgo, no hay espacio para el teléfono descompuesto.
Hoy Transdoc funciona para todos los niveles:
No porque cambiamos nuestra esencia. Sino porque los principios correctos escalan.
Desde 1998 hemos aprendido escuchando. Desde 2013 hemos puesto ese aprendizaje en una plataforma. Hoy seguimos aquí porque los problemas humanos siguen siendo los mismos, y merecen soluciones dignas.
Nuestro compromiso
No vender humo. No deshumanizar procesos. No olvidar que detrás de cada decisión hay personas.
Transdoc no es una bolsa de empleo. Es una forma responsable de conectar trabajo con vida.
Reclutar con dignidad no es una opción. Es una responsabilidad.
Historia de la Fundadora
Nunca imaginé que Transdoc existiría para contar mi historia. Durante muchos años decidí que la empresa hablara por sí sola. Preferí el trabajo silencioso, la mejora constante y los resultados sostenidos antes que la exposición, el networking o los reflectores. Ser low profile no fue una estrategia: fue mi forma natural de avanzar.
Transdoc nació en una época sin Internet, resolviendo necesidades concretas de su tiempo. Cuando la tecnología llegó, el panorama fue claro y duro a la vez: evolucionar o desaparecer. No había manuales, no había referentes locales, no había promesas de éxito. Solo había una decisión que tomar.
Elegí evolucionar.
En 2002 lanzamos nuestro primer sitio web, enfocado en comunicación y servicio al cliente. Entre recordatorios y mensajes informativos surgió, casi de manera intuitiva, un espacio para vacantes y otro para hojas de vida. No lo vi como un negocio nuevo, sino como una herramienta más para ayudar.
Hasta que un correo lo cambió todo.
Una persona me escribió para agradecer. Había conseguido el trabajo de sus sueños como receptor bancario. Agradecía a Dios… y a Transdoc. En ese momento entendí algo que nunca había dimensionado: detrás de una publicación, de una hoja de vida, había familias completas dependiendo de que el proceso fuera justo.
Ese día decidí que no podía hacerlo de forma improvisada.
Sin formación formal en Recursos Humanos, hice lo único que sabía hacer: escuchar. Llamé a reclutadores. Llamé a candidatos. Escuché frustraciones, errores, pérdidas de tiempo, malas experiencias, silencios incómodos y contrataciones fallidas. Aprendí directamente de quienes vivían el proceso.
Diseñé Transdoc desde ahí. No desde teoría, no desde moda, no desde modelos extranjeros. Desde problemas reales.
El camino no fue sencillo. Hubo obstáculos técnicos, económicos y humanos. Hubo momentos de duda, de cansancio y de avanzar sin aplausos.
Durante mucho tiempo no hubo presupuesto para publicidad ni para grandes campañas. No competí con anuncios, competí con resultados. Mientras otros invertían en visibilidad, yo invertía en resolver problemas reales.
Fueron precisamente esas comparaciones —cuando decían que Transdoc era solo para puestos administrativos y operativos— las que abrieron la puerta. Sin proponérmelo, me dieron el espacio que necesitaba. Porque ahí estaba la mayor rotación, el mayor dolor y la mayor urgencia.
Las empresas nos contrataron no por marketing, sino por necesidad. Y se quedaron no por promesas, sino porque funcionaba
Mientras otros prometían, yo corregía.
En 2013 la plataforma estuvo lista tal como la había imaginado: estructurada, humana, transparente. Desde entonces, Transdoc no ha cambiado su esencia. Ha evolucionado, sí. Pero siempre con el mismo principio: dignidad para todos los involucrados.
Nunca construí Transdoc para hablar de mí. Lo construí para que funcionara. Para que resistiera el tiempo. Para que ayudara a contratar mejor y a vivir con más estabilidad.
Hoy entiendo que contar esta historia no es protagonismo. Es contexto. Es permitir que otros comprendan por qué Transdoc es distinto y por qué sigue vigente.
Transdoc es el resultado de perseverar en silencio, de aprender escuchando y de creer que la tecnología solo vale la pena cuando mejora la vida de las personas.
Esa ha sido siempre mi forma de trabajar. Y seguirá siéndolo.
Gracias a quienes han creído en Transdoc, a quienes han vivido con nosotros esta evolución desde el inicio y a quienes nos han acompañado con su lealtad a lo largo del tiempo.
Estamos para servirles.
Paulina Arís
Fundadora, Transdoc