Por Yo Oriento
Ni un millennial tiene talento simplemente por su edad, ni un viejenial deja de tenerlo por la suya.
Una mujer de 45 años quería estudiar una licenciatura universitaria, pero temía ser demasiado mayor.
—Tardaré al menos 5 años en acabar y entonces ya tendré 50 años.
—¿Y qué edad tendrá usted dentro de 5 años si no estudias la licenciatura?
¿Cómo influye la edad en la vida profesional?
Viejenial es un término que apunto con humor para mostrar las incoherencias de un mercado de trabajo que etiqueta a los profesionales por el año en que nacieron y no por lo que saben, por lo que pueden hacer o por lo que pueden aprender.
Es evidente que la edad, con carácter general, puede ser un serio handicap para acceder a empleos y oportunidades profesionales. Y también puede incluso dificultar el acceso a los recursos para la formación, el networking y la mejora de nuestra empleabilidad.
Pero todos podemos y debemos mejorar nuestro talento, y hoy intentaré desmentir los mitos sobre edad y vida profesional, y ofrecer guía a aquellas personas que buscan mejorar su situación laboral actual independientemente de los años que cumplen.
No es la edad, es lo que hacemos y hacen con ella.
Generaciones, expectativas y competencias
“La parte positiva es que los millennials tal vez ni siquiera existan. Al menos, no tal y como nos los quieren vender”. @JaimeRubio
El uso de categorías como intento por comprender y abarcar la realidad está muy extendido en nuestra sociedad, también en el ámbito profesional y directivo.
Así, se espera que personas de determinada edad presenten una serie de competencias y habilidades como si éstas les fuesen propias e inherentes, lo que genera unas expectativas que no siempre se cumplen.
“Las empresas quieren vender a los jóvenes (lo cual es comprensible: en principio, cualquier empresa quiere vender a cuanta más gente mejor) y por eso todas las consultoras publican informes y estudios, además de organizar charlas y conferencias, con el objetivo de explicar a los departamentos de marketing de estas compañías cómo hablan, piensan y, sobre todo, compran los millennials.” Almudena Moreno, socióloga, Universidad de Valladolid.
Por tanto, el uso de tales categorías respondería más a una estrategia de marketing que a la realidad misma.
En todo caso, no utilices tu edad como excusa “para no mejorar”. Entrenar y ampliar tus habilidades depende de variables distintas a tu año de nacimiento.
Edad y emprendimiento
La mejor edad para mejorar tu vida profesional es la que tienes en cada momento.
Rompiendo con la idea, preconcebida y a menudo errónea, del emprendedor imberbe e inexperto que llega a soluciones y productos novedosos sin contar con experiencia previa, el informe elaborado por la Fundación Kauffman bajo el título “Anatomía del emprendedor” (2009) sobre una encuesta realizada a 549 fundadores de compañías estadounidenses de todo tipo, llegaba a estas dos conclusiones:
–Los emprendedores eran de mediana edad (cuarenta años de promedio) cuando fundaron su primera empresa.
–La mayoría (75,4%) había trabajado por cuenta ajena en otras compañías durante más de seis años antes de lanzar su propia empresa.
El “perfil emprendedor” asociado a la juventud es sólo un concepto creado para dar más valor al emprendimiento en base a características personales supuestamente ideales.
Edad y motivaciones laborales
Dentro de la categorización por edades que suele utilizarse en el ámbito laboral hay un componente referido a las motivaciones.
Así, se atribuye a los empleados y profesionales más jóvenes, de forma más o menos exclusiva, la búsqueda de flexibilidad, ventajas salariales, y oportunidades de ocio y sociabilidad a través del trabajo.
Pero si revisamos las motivaciones de las personas en diferentes fases vitales, podemos observar cómo los profesionales viejennials tienen los mismos intereses y expectativas que sus compañeros de menor edad.
¿Acaso por tener 50 años no anhelo la felicidad en mi puesto de trabajo u obtener reconocimiento por mis méritos y esfuerzos?
No es que sean solo los millennials los que tengan “motivaciones profesionales superiores”, sino que algunos de esos millennials son tan talentosos y demandados por las organizaciones que pueden permitirse el lujo de exigir y conseguir unas condiciones laborales mejores que otros profesionales jóvenes y no tan jóvenes que no disponen de competencias tan valoradas.
Dicho de otra forma, el mercado no demanda millennials per se, lo que pide son las competencias STEAM que algunos de esos jóvenes pueden aplicar.
Edad y reinvención profesional
Reinventarse profesionalmente no es ‘hacer cursos’, es elegir un camino, cambiar el estilo de vida, aprender competencias transversales y especializarse.
Los motivos para iniciar una nueva trayectoria profesional pueden ser varios:
–Un cambio impuesto “desde fuera” como puede ser un despido o el cierre de nuestra empresa.
–Una decisión voluntaria de mejorar nuestras condiciones laborales o la satisfacción con aquello que hacemos.
–Una oportunidad de mejora que se nos presenta.
Efectivamente, tales motivos no dependen de tu edad, sino de tu experiencia previa, habilidades y motivaciones actuales.
Dos variables que favorecen la reinvención profesional a cualquier edad.
La primera es planificar el cambio, de forma que preveamos aquellas condiciones que tendrán un mayor impacto en el futuro, por ejemplo, solvencia económica, compromisos familiares y disponibilidad de tiempo para decidir cómo gestionarlas y poder tomar iniciativa.
Dicho de otra forma, las limitaciones para la reinvención no dependen tanto de la edad como del margen que nos deje nuestro estilo de vida.
El problema es que cuando estamos en vacas gordas no planificamos porque estamos a gustito y cuando estamos en vacas flacas solo tenemos tiempo para sobrevivir.
Una segunda variable de gran impacto en un proceso de reinvención profesional es la disponibilidad de competencias transversales.
La polivalencia nos permite sobrevolar y la especialización consiste en aterrizar.
Polivalencia no es un concepto contrario a especialización, en realidad, la polivalencia es la capacidad de especializarse pronto.
Las competencias específicas o especializadas nos convierten en profesionales de valor en profesiones específicas, mientras que las competencias polivalentes o transversales facilitan aprender y adaptarnos a las exigencias de diversos sectores y ocupaciones.
Entre las competencias básicas destacan el manejo de idiomas, las matemáticas, la estadística, la ofimática avanzada (también en la nube), la productividad personal, la colaboración 2.0 y el trabajo en equipo, las habilidades sociales y el networking, la mecanografía y la programación informática.
Edad y digitalización
La computerización del mercado laboral no entiende de edad.
Según las estimaciones realizadas por un famoso estudio (Frey & Osborne, 2013), alrededor de un 47 por ciento de los empleos totales en Estados Unidos podrían ser automatizados a lo largo de las próximas dos décadas.
Este análisis también predice una mayor automatización de tareas poco cualificadas y con más baja remuneración, lo que aumenta exponencialmente la importancia de adquirir habilidades transversales independientemente de la edad.
Las profesiones y competencias digitales más demandadas hoy día por las empresas según un informe de Inesdi tampoco hacen referencia a la edad, por lo que acceder a las ofertas dependerá de las posibilidades y motivación de cada persona para ajustarse a ellas.
Edad y oportunidades laborales
Hay tres variables con mayor impacto en el nivel de empleabilidad que la edad:
Cuándo te graduaste
Un estudio ha encontrado que terminar los estudios durante un período económico “malo” afecta negativamente al salario obtenido en los primeros años de carrera profesional (Kahn, 2010).
Tomados en conjunto, los resultados sugieren que los efectos de graduarse en una mala economía sobre el mercado laboral son amplios, negativos y persistentes.
El país donde vives
La juventud no es necesariamente sinónimo de formación u ocupación, al menos no lo es en todos los países por igual.
También el nivel educativo se relaciona con la tasa de empleo en etapas adultas, de forma más o menos determinante dependiendo del país donde nos encontremos.
Los perfiles demandados
En muchas ocasiones creemos conocer los perfiles demandados por las empresas… y nos equivocamos.
Francisco Ruiz Antón nunca pensó que llegaría a ser empleado de Google, ni llegar a serlo a partir de los 40.
Este fue el caso de Ruiz y otros compañeros y compañeras que entraron a formar parte de la compañía pese a que su perfil no cuadraba inicialmente con la idea que tenían de la misma.
Edad y bienestar profesional
“Nuestros datos muestran que, en general, los empleados de mayor edad tienden a sentirse más felices y más motivados en su trabajo. Entre otras cosas tienen una mayor sensación de que lo que hacen vale la pena, y de que su trabajo tiene un impacto positivo en el mundo.” @Santi_Garcia
Entre las atribuciones que se realizan comúnmente a la categoría “empleados de más edad” también se encuentran las relativas a la satisfacción con el trabajo.
Son varios los estudios que muestran una mayor orientación al propósito y uso de habilidades por parte de los empleados de más de 55 años. Por tanto, el avance temporal de nuestra carrera profesional puede ser visto como un incentivo de mejora en sí mismo, donde las oportunidades de obtener satisfacción dependen del contexto más que de la edad que cumplimos.
Los que no somos tan jóvenes seguimos teniendo mucho valor que aportar a las organizaciones (es triste tener que recordarlo) y la pregunta no es si debemos contar con los mayores, la preguntar es cómo motivar la colaboración entre millennials y viejenials.
Le puede interesar:
Ignorar la salud mental cuesta dinero a las empresas