Por Sputnik
Un grupo de investigadores de Estados Unidos ha creado las primeras máquinas vivas a partir de células de ranas africanas.
Los pequeños robots son capaces de moverse por sí mismos.
Las criaturas son de distintas formas. Una tiene dos patas que la impulsan para moverse sobre su pecho, mientras que la otra tiene un agujero en el centro que los investigadores convirtieron en una bolsa para poner cargas.
Los creadores los han llamado xenobots. Tienen tamaño submilimétrico, contienen entre 500 y 1.000 células y no se parecen a ningún organismo vivo u órgano creado o hallado hasta la fecha.
De no ser usadas para crear los xenobots, las células madre tomadas de ranas embrionarias se habrían convertido en piel y tejido cardíaco dentro de animales vivos.
Su diseño requirió el uso de una supercomputadora y un algoritmo capaz de unir virtualmente varios cientos de células de piel y de corazón en diferentes configuraciones y simular los resultados.
Las configuraciones menos afortunadas se desecharon, mientras que las más exitosas se mejoraron al máximo.
Posteriormente, el equipo seleccionó los diseños más prometedores para construir las máquinas físicas a partir de células de ranas de uñas africanas (Xenopus laevis).
Los xenobots resultaron ser capaces de desplazarse por un entorno acuoso durante una semana entera sin necesidad de ingerir nutrientes. Usaban sus propios almacenes de energía en forma de lípidos y proteínas.
"Estas son novedosas máquinas vivas. No son ni un robot tradicional ni una especie animal conocida.
Es una nueva clase de artefacto: un organismo vivo y programable", dijo el científico informático y robótico Joshua Bongard, de la Universidad de Vermont.
Sus características únicas abren la posibilidad de que las futuras versiones de los robots puedan ser desplegadas para limpiar el océano de microplásticos, localizar y digerir materiales tóxicos, administrar fármacos en el cuerpo humano o limpiar las arterias, según los científicos.