Por Sonora Star
Es un día normal, tratas de concentrarte en una tarea pero tu mente comienza a divagar y de pronto olvidas lo que estabas por hacer, así que continúas distrayéndote para sentirte ‘más cómodo’. ¿Te ha pasado? ¿Por qué sucede esto?
De acuerdo con el Dr. Kirk Daffnet, neurólogo de la Universidad de Harvard, nuestro cerebro funciona como una computadora que, al desgastarse, puede volverse lenta.
Esto puede ser causado por factores estresantes como la inflamación cerebral, lesiones en los vasos sanguíneos (en especial si tienes la presión alta), la acumulación de proteínas anormales y la contracción natural del cerebro.
Sin embargo, existen algunos otros factores que también pueden afectar tu concentración:
Condiciones subyacentes: La depresión o los trastornos del sueño pueden afectar tu concentración. Perder capacidad de visión o audición también puede afectarte, pues se pasa demasiado tiempo tratando de distinguir una imagen o escuchar lo que alguien está diciendo.
Efectos secundarios de medicamentos: Algunos medicamentos, especialmente aquellos recetados para tratar la incontinencia, la depresión o las alergias, pueden reducir la velocidad del procesamiento de información y tu capacidad para pensar de forma clara.
Beber en exceso: Tener demasiado alcohol en la sangre dificulta el pensamiento y provoca trastornos en el sueño, lo que termina por afectar la concentración.
Sobrecarga de información: Todos los días estamos expuestos a un bombardeo constante de información proveniente de nuestros smartphones, televisión, computadoras y correos electrónicos. Cuando hay demasiado material, sobrecarga nuestro sistema de filtrado de información relevante y es fácil distraerse.
¿Quieres aumentar tu atención y concentración? Prueba este ejercicio:
Lee algo durante 30 minutos, estableciendo un temporizador para que suene cada cinco minutos. Cuando suene, pregúntate si tu mente se ha distraído durante ese lapso. Si es así, vuelve a concentrarte en lo que estás leyendo.
Estrategias para mantener la concentración
Para mejorar tu capacidad de atención y concentración, la Escuela de Medicina de Harvard recomienda las siguientes estrategias:
1. Atención plena (mindfulness)
La atención plena es el proceso mediante el cual centramos nuestra atención en el momento presente, y nada más. Se ha demostrado que al practicar la atención plena, nuestro cerebro se reconfigura para que nuestra atención se más fuerte en la vida cotidiana.
¿Cómo puedes hacerlo? Existen varias técnicas, pero una de las más sencillas para comenzar a practicar la atención plena es sentarte quieto durante unos minutos, todos los días, cerrar los ojos y concentrarte en tu respiración, así como en los sonidos y sensaciones a tu alrededor.
2. Entrenamiento cognitivo
Los juegos mentales, ejercicios, actividades de entrenamiento cognitivo tienen como objetivo mejorar tus tiempos de respuesta y atención. El objetivo de ellos es que, al ser cada vez mejor resolviendo problemas, puedes llevar este progreso a la vida cotidiana.
Algunos de los mejores juegos para entrenar tu mente son sudoku, crucigramas, laberintos y ajedrez.
3. Lleva un estilo de vida más saludable
Un estilo de vida saludable puede aportar muchos beneficios a tu capacidad de concentración, comenzando con el sueño y el ejercicio. Se ha comprobado que existe un vínculo directo entre el ejercicio y la capacidad cognitiva, especialmente la atención. Cuando haces ejercicio aumenta la disponibilidad de sustancias químicas cerebrales que promueven la formación de nuevas conexiones cerebrales, reduciendo el estrés y mejorando el sueño. Y cuando duermes, reduces las hormonas del estrés que pueden ser dañinas para el cerebro.
Intenta dormir de siete a ocho horas cada noche, y hacer por lo menos 150 minutos de ejercicio aeróbico o cardiovascular, como correr o salir a dar un paseo ligero.
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