Por Sonora Star 
Para cumplir nuestras metas y ser la mejor versión de nosotros mismos, se dice que lo mejor es adoptar buenos hábitos que nos lleven a donde queremos estar.
Se habla, por ejemplo, de adoptar hábitos saludables, ser disciplinado, constante y rodearse de las personas correctas. Sin embargo, a veces dejamos de lado cuáles son los hábitos nocivos que debemos dejar ir. Es decir, aquellos comportamientos que realizamos a diario pero que, sin darnos cuenta, evitan e incluso nos alejan de nuestros objetivos.
Recientemente, Gemi Bertran, coach de salud y fundadora del instituto Nourish The Brain, compartió al sitio Thrive Global cuáles son los tres principales hábitos que nos detienen, mismos que te compartimos a continuación:
1. Multitarea
Aunque las personas utilizan este término todo el tiempo, a menudo como una cualidad, en realidad es bastante dañino tratar de concentrarnos en hacer dos o más cosas a la vez. Física y mentalmente, debemos estar presentes en cada tarea que realizamos para poder hacerla bien.
Cuando hacemos demasiado, ocurren accidentes, desastres y descuidos que a la larga pueden tener graves consecuencias, tanto en nuestra vida profesional como en nuestra salud.
2. No saber lo que quieres
En ocasiones pasamos mucho tiempo pensando en las cosas que no queremos: el fracaso, la pérdida, tener conflictos con otros, etc. Pero cuando visualizamos nuestro ‘yo ideal’ viviendo en el momento presente, nuestro subconsciente se encargará de que suceda. Y no es un truco de magia: cuando estamos seguros de lo que queremos ser y a dónde queremos llegar, nuestras acciones estarán encaminadas hacia ese objetivo. Recuerda, la vaguedad es el peor enemigo del porvenir.
3. Compararte con los demás
Existe un límite saludable entre admirar lo que otros han logrado y aprender de su trayectoria, y compararte con otros bajo un enfoque nada productivo.
Esto sucede porque al compararnos, lo hacemos de dos formas: una es visual, cuando vemos personas y automáticamente creamos una idea sobre ellas en nuestra cabeza (que casi nunca es acertada); y la otra es compararnos con cosas que no podemos ver, por ejemplo, pensar “ella/él tiene todo su vida bien organizada, ¿por qué yo no puedo hacer esto?”, sin saber lo que la otra persona ha tenido que hacer para lograrlo.
Un poco de insatisfacción en nuestras vidas podría considerarse ‘buena’ pues nos impulsa a crecer y hacer mejor las cosas.
Pero recuerda, no puedes compararte con nadie más porque eres un ser único, con tus capacidades e intereses y haciendo todo a tu propio ritmo.
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