Por Sonora Star
Muchas personas piensan que es posible cambiar sus procesos de pensamiento estableciendo una meta y luego ordenándose a sí mismos para lograrla.
Pero este método no aplica para algunos, especialmente para aquellos que ya hayan abandonado sus objetivos.
Esto se debe a que las personas generalmente no logran cambiar tan fácilmente porque buscan controlar lo que no pueden. La mayoría se da cuenta de que no puede controlar la economía, la cultura y los hábitos de otras personas. Pero no todo el mundo se da cuenta de que ni siquiera podemos controlarnos por completo a nosotros mismos.
¿Por qué no podemos hacerlo? Porque cada uno de nosotros es un sistema adaptativo complejo que demuestra propiedades emergentes. Esta es la manera en la que científicos explican que eres más que la suma de tus partes.
Los sistemas biológicos de tu cuerpo, los circuitos de retroalimentación psicológica de tu mente y los sistemas sociales y económicos en los que participas, todos te moldean e influyen. Los intentos de controlar directamente estos sistemas para lograr un objetivo específico a menudo producen resultados impredecibles y complicados. Y cuanto mayor sea el intento de cambio, mayor será la retroalimentación de tus sistemas existentes, ya que se resisten al cambio.
Presta atención
Afortunadamente, puedes controlar aquello a lo que le prestas atención, incluso si lo que haces está impulsado por el hábito. Esta capacidad de enfocar tu mente consciente en lo que estás haciendo, resulta que es una poderosa palanca para cambiarte a ti mismo.
Nadie te hará prestar atención. Puedes elegir ir a la deriva, como una hoja en el río de influencias a tu alrededor. Si los sistemas que te rodean brindan apoyo y son positivos, esto podría resultar “bueno” en el sentido de que podrías tener una vida cómoda, próspera y aparentemente exitosa. Sin embargo, muchas personas no tienen sistemas saludables a su alrededor.
Y no importa cuán solidario y enriquecedor sea un entorno, nos sentimos más satisfechos como humanos cuando mejoramos conscientemente tanto a nosotros mismos como a los sistemas en los que participamos.
La mejora comienza con prestar atención. En lugar de ir a la deriva por la vida, debemos comenzar por observar y evaluar cómo nuestras influencias moldean nuestras acciones.
Da forma al entorno que te moldea
Una forma práctica de probar y cambiar tus influencias es darle forma a tu entorno de manera consciente.
Nosotros le damos forma al mundo y, a su vez, el mundo nos da forma. Así es como podemos cambiarnos a nosotros mismos: haciendo el esfuerzo consciente de crear espacios en nuestro entorno que nos animen a regresar.
Si podemos colocar los peldaños uno a la vez, en la dirección en la que queremos ir, entonces pronto nos encontraremos tomando ese camino.
Desarrolla procesos y hábitos
La idea de moldear nuestro entorno para moldearnos a nosotros mismos se vuelve más fácil si pensamos en los hábitos como parte de nuestro entorno, una parte especial del entorno que es más flexible y está directamente sujeta a nuestra influencia.
Cuando formamos hábitos, trasladamos algo de nuestro proceso consciente de toma de decisiones a nuestro entorno. Esta formación es lo que los hace tan poderosos y peligrosos.
Son poderosos porque nuestro cerebro puede reunir una gran cantidad de datos en una rutina útil que nos ahorra tiempo y energía. Pero los hábitos también son peligrosos porque eliminan el control consciente sobre ciertas decisiones y acciones. Esto puede llevarnos a sentir que estamos fuera de control de nuestras propias acciones.
Para construir un hábito se necesita tiempo: un paso en tu rutina que se repite todos los días eventualmente se integrará a ella. Pero una vez establecidos, los hábitos son muy resistentes al cambio.
Cuando nos reconocemos como seres humanos con sistemas complejos, es más fácil ver que la superación personal no es lograr una serie de objetivos, sino el resultado de mejorar nuestros propios procesos y sistemas conscientes e inconscientes: nuestros hábitos.
Mejorarnos a nosotros mismos comienza con la comprensión de lo que podemos y no podemos controlar. La pura fuerza de voluntad no es suficiente para un cambio significativo. En cambio, debemos trabajar de manera persistente para convertir los comportamientos que deseamos en hábitos, aliviando nuestra mente consciente y estableciendo un camino por nuestro futuro.
Si aumentamos nuestra conciencia de lo que hacemos y pensamos sobre la mejora como un proceso en lugar de un resultado, podemos construir mejores hábitos, moldear nuestro entorno y cambiarnos a nosotros mismos.
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