Por Sonora Star
Algunas personas demuestran una predisposición a la felicidad desde el nacimiento. De hecho, los niños alegres, risueños y enérgicos a menudo se convierten en adultos optimistas y resilientes. Sin embargo, quienes no pertenecen a esta categoría en muchas ocasiones se preguntan cómo es que ellos encuentran la felicidad.
La satisfacción con la vida varía notablemente de una persona a otra. Por ejemplo, ciertas personas son más vulnerables a la ansiedad, la depresión o la apatía. Entonces, ¿a qué se debe esto?
Después de varias investigaciones, científicos de la Escuela de Economía y Ciencia Política de Londres concluyeron que la felicidad tiene un componente genético. Algunos hallazgos relacionan el gen transportador de serotonina (5-HTTLPR) con este sentimiento subjetivo de felicidad. De hecho, los científicos encontraron que quienes presentan una determinada versión de este gen reportan una mayor satisfacción con la vida.
El estudio, publicado en Journal of Human Genetics, utilizó la información sobre el código genético de 2,574 adolescentes, así como sus respuestas a las preguntas de un cuestionario, incluida la siguiente: “¿Hasta qué punto usted está satisfecho con su vida?”.
Jan-Emmanuel de Neve, autor principal del trabajo, reveló que se encontró una correlación entre las respuestas de los jóvenes a esta pregunta y la variación del gen 5-HTTLPR. Los científicos ya habían descubierto que la variación de este mismo gen influye en el funcionamiento de la ‘hormona de la felicidad’, la serotonina, en el cerebro. Si una persona tiene una ‘larga’ variación de este gen, está más expuesta al efecto de la serotonina y, por consiguiente, es más feliz. Si las tiene más cortas, tiende más al pesimismo.
Además, la felicidad también se asoció con las diferencias en la forma en que las personas procesan sus emociones. Los científicos determinaron la tendencia a procesar selectivamente estímulos emocionales positivos o negativos. Esto pareció influir en la vulnerabilidad de un individuo a la depresión y el mantenimiento de este trastorno.
¿Cómo afectan los acontecimientos de la vida a la felicidad?
Aunque está claro que la felicidad es hereditaria hasta cierto punto, tus genes solo la determinan en un 50%.
La tendencia a la felicidad con la que naces determina un nivel basal. Varía de un individuo a otro. Además, es el nivel al que regresas después de experimentar eventos y emociones fuera de lo común. Por lo tanto, aunque probablemente pienses que tu reciente ruptura te hará infeliz para siempre o que ganar la lotería te traerá la felicidad eterna, en realidad no es así.
Estudios realizados con personas que han experimentado eventos impactantes demostraron que, paradójicamente, las emociones extremas de estos individuos duraron solo unos meses. Luego, las personas regresaron a sus niveles de felicidad de referencia. Por esta razón, se estima que los acontecimientos de la vida solo afectan los niveles de felicidad alrededor de un 10%.
El entorno influye en la felicidad
¿Se se puede concluir con la información anterior? Se sugiere que adquieres una gran parte de tu capacidad de ser feliz mientras transcurre la vida. En otras palabras, lo aprendes. El 40% restante depende del entorno que te rodea a medida que creces y de tu capacidad para construir tu propia felicidad.
De niño, desarrollas patrones de pensamiento, emociones y comportamientos que tiendes a repetir a lo largo de tu vida. Aprendes a ser negativo u optimista, a sentirte agradecido o infeliz, a ser resistente o a estar atrapado en la tristeza. Por eso, muchos de los adultos que hoy son felices lo son porque, desde pequeños, recibieron las herramientas para serlo.
Sin embargo, ¿qué pasa con aquellos que no tuvieron tanta suerte? Afortunadamente, siempre puedes aprender a ser feliz. De hecho, exactamente de la misma manera que aprendiste a pensar, sentir y comportarte, puedes desaprender patrones negativos y reemplazarlos por otros.
Entrenar tu gratitud y optimismo, mejorar tus hábitos de vida y cuidar tu diálogo interno son algunas medidas que influyen en la parte de la felicidad de la que eres responsable. De hecho, puedes crear tu propia felicidad, que es la parte que no has heredado.