En la vida siempre debemos tomar decisiones. Algunas son muy importantes, ya que definen nuestro destino, mientras que otras, que son más pequeñas o “insignificantes” porque las tomamos todos los días. Nuestras decisiones ya sean importantes o insignificativas van formando nuestro destino y nuestro futuro dependerá de lo que decidamos hoy.
Lo que somos hoy se le debemos a las decisiones tomadas en el pasado. Una trampa que colocamos en nuestro camino y que aumenta las posibilidades de que tomemos “pequeñas” y malas decisiones es vivir al límite.
Esas decisiones que creemos que son pequeñas alternativas o decisiones diarias, como quedarse 10 minutos más en cama, ver las redes sociales por más horas de lo planeado, solo retrasan lo que queremos lograr en nuestro futuro.
Si tines una meta o un objetivo, invierte tu tiempo en ello, porque luego será demasiado tarde y el tiempo no vuelve.
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